En todo el país, a los maestros que están conociendo CLASS se les pide que describan sus acciones y las experiencias de los niños, a fin de fomentar el buen desarrollo lingüístico. Ante este pedido, muchos maestros temen pasar por locos al hablar solos en el aula.

Pero no deben sentirse así. La descripción de las acciones propias y las de los niños es una estrategia positiva para los maestros, ya que genera un buen ambiente lingüístico, fomenta el desarrollo del vocabulario y construye una buena relación entre el maestro y los niños.

Descripción de las acciones propias

La idea es que el maestro deliberadamente describa lo que piensa, ve, oye, toca o hace. Se busca vincular las palabras con las acciones: "Les daré un puñado galletas con forma de animales. Las apilaré sobre sus servilletas". Esto debe decirse mientras se efectúan las acciones, para que los niños vean qué significan las palabras "puñado" o "apilar".

Esto NO se trata de solo hablar en primera persona, como decir "mañana iré de paseo al zoológico y le daré de comer a la jirafa porque me encantan las jirafas". Decir eso no tiene la misma eficacia, ya que en ese ejemplo el niño quizás no sepa qué significa "paseo" o "jirafa". En el ejemplo, esas palabras se están usando de manera abstracta, sin conexión concreta con lo que el niño está viendo o experimentando.

Descripción de las acciones de los niños

La idea es que el maestro vincule las palabras directamente con las acciones o experiencias de los niños. Por ejemplo, "estás sosteniendo el cierre y ahora lo subes para cerrarte el abrigo hasta la pera". El maestro se convierte en un relator deportivo y va narrando lo que el niño ve, siente o hace, para que las palabras tengan sean personalizadas u causen impacto. 

Esto NO se trata de solo hablar en segunda persona, como decir "te salió muy lindo el dibujo". ¿Por qué? Porque ese comentario hace referencia a algo que sucedió en el pasado y no genera una conexión fuerte entre la experiencia del niño en tiempo real y las palabras que describen en detalle y de forma memorable ese momento.

¿Cómo se puede incorporar estas descripciones en las tareas cotidianas?

El primer paso es seleccionar una parte de la rutina cotidiana en la que pueda relatar lo que se hace durante una actividad. Para tratar de inculcar este comportamiento, describa sus acciones, haga una pausa para que los niños puedan responder, ya sea de forma verbal o no verbal, y luego siga fomentando esta dinámica comunicativa.

¡Genere relaciones! Para comunicarse con los niños tímidos, callados o no verbales, acérquese a jugar con ellos, describa las acciones de los dos de modo coloquial y concéntrese en los intereses del niño, sin generarle estrés haciendo preguntas o exigiendo respuestas verbales. Así el niño estará expuesto a lenguaje personalizado en un contexto relajado y además fortalecerán la relación entre ustedes al compartir una linda actividad.

Consejos para usar estas descripciones con más eficacia

Los maestros deben usar estas estrategias con un estilo bidireccional y coloquial, con cuidado de no bombardear con detalles a los niños. Sin dejar que la comunicación pierda ritmo, los maestros deben hacer pausas con frecuencia para que los niños puedan participar de forma verbal o no verbal. 

El objetivo de estas estrategias es exponer a los niños a palabras que les queden en la memoria y fomentar el desarrollo lingüístico. Para usar estas descripciones con más eficacia, no hay que exigirles a los niños que respondan o repitan.

Al ir vinculando con más frecuencia las acciones con las palabras, esto se convertirá en parte natural de su rutina y tanto usted como los niños disfrutarán de las ventajas de una mejor comunicación en el aula.

Las autoras de este artículo son Mamie Morrow y Anne Tapaszi, dos especialistas en desarrollo profesional de Teachstone.