Desafortunadamente, cuando estoy con niños me doy cuenta de que si bien tiendo a hacer muchas preguntas, no siempre son abiertas. Realmente tengo que esforzarme para ampliar mi repertorio de preguntas y ser bastante intencional al hacer preguntas que animen a los niños a pensar en sus propias ideas y poner esas ideas en palabras (y no solo responder sí/no o con una respuesta “correcta” como “amarillo” o “cerdo”).
Por ello, la pregunta es cómo podemos acordarnos de hacer este tipo de preguntas amplias y activadoras del razonamiento.
- Haga una lista de preguntas abiertas genéricas e imprímalas en letra cursiva grande para armar un cartel que se colocará en la parte superior del aula. Así no solo creará una linda guarda decorativa sino que también los tendrá a la vista para utilizarlos al interactuar con los niños. Otra opción es colocar estas preguntas sobre cartulinas grandes e incorporarlas en las actividades de los centros de interés o imprimir y laminar esta lista para llevarla adonde vaya.
- Antes de leer un libro con los niños, escriba preguntas y afirmaciones en papeles autoadhesivos y marque las páginas seleccionadas
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- “Miren la portada. ¿Sobre qué creen que trata este libro?”
- “¿Por qué el mono está lanzando cocos?”
- “Díganme qué creen que sucederá luego”.
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- Pregúnteles cómo decidieron hacer algo para incentivar a los niños a hablar sobre la actividad que están realizando. Para que la conversación continúe, pregunte “¿qué pasaría si...?” o “¿qué otra cosa podrías...?” y presente una alternativa a la acción que han realizado para ayudarlos a articular su proceso de toma de decisiones.
- Proporcione muchas oportunidades para que los niños practiquen cómo responder a este tipo de preguntas y trate de esperar a que respondan (cuando estoy trabajando para aumentar mi tiempo de espera, toco discretamente cada uno de mis dedos para asegurarme de que los niños tengan al menos 10 segundos para responder). Es posible que no estén acostumbrados a conversaciones más abiertas y que les tome algún tiempo acostumbrarse a responder de maneras más complejas.
- ¡Practique, practique y siga practicando! Tómese su tiempo para hacer de las preguntas abiertas una parte habitual de su práctica docente. (Todavía tengo que trabajar en ello, ¡y mi cumpleaños número 50 está a la vuelta de la esquina!).
- Considere la posibilidad de crear la “pregunta de la semana” que le hará a cada niño de su clase en un entorno individual durante el transcurso de la semana. Tómese el tiempo para entablar estas conversaciones recíprocas individuales en el área de juegos, a la hora de comer, mientras hacen una fila, durante las actividades de los centros de interés, etc. Simplemente haga la pregunta y luego muestre interés en la respuesta única del niño haciendo preguntas de seguimiento como, “¿puedes contarme más sobre eso?” y “¿por qué piensas eso?”
¡Muchas gracias a las instructoras de MMCI Kathy McKechnie y Nancy Walshpor compartir sus maravillosas ideas! Cualquier error o mala interpretación en ellas es mío (no de ellas), ya que los modifiqué para adaptarlas al formato.