Originally published Jan 23, 2020 by Allie Kallmann

Después de unos años de enseñar en primera infancia, solicité trabajo en una escuela que hace una labor increíble en la comunidad local. Me emocionó conseguir una entrevista, pero me di cuenta rápidamente de que, a pesar de que el entorno era alentador y los alumnos eran jóvenes maravillosos, me intimidaba demasiado trabajar allí.

Eso se debía a que se trataba de una escuela intermedia y los alumnos de 5.o grado son, en general, un grupo difícil. Aunque, para mi sorpresa, los maestros de esta escuela parecían ser capaces de mantener la atención de los alumnos, sostener conversaciones educativas enriquecedoras, ajustarse a sus planes con respecto a las lecciones y administrar su tiempo lo suficientemente bien como para que cuando los alumnos hicieran preguntas, las respuestas fueran discusiones, no correcciones. A los niños les encantaba su escuela y sus maestros, y eso se notaba en sus interacciones diarias. Al salir de la entrevista, pude valorar aún más el hábil manejo de la conducta y la construcción de relaciones de parte del equipo pedagógico, pero me surgieron muchas inquietudes acerca de cómo logran hacerlo. 

Hay cientos, probablemente miles, de artículos académicos en los que se analiza cómo los maestros dominan la participación del alumno. Observaba llena de admiración el hecho de que el equipo de escuela parecía tener algún tipo de poder mágico para establecer discusiones entre preadolescentes. Pero, ¿qué estaban haciendo específicamente para ayudar a los alumnos a que participen y les guste? En un articulo académico reciente, se usó CLASS como marco conceptual para observar las prácticas de los maestros y cómo se relacionaban con la participación de los alumnos de 5.o y 6.o grado a nivel emocional y conductual.

Seguimiento de la participación de los alumnos a lo largo del año

En este artículo de Enseñanza y formación docente (Teaching and Teacher Education), Sarah McKellar, Kai Cortina y Allison Ryan de la Universidad de Michigan analizaron detenidamente las prácticas pedagógicas utilizadas en 54 aulas de Matemática y Ciencias de 5.º y 6.º grado. Por medio de CLASS para primaria superior, los observadores registraron escenas del aula a principios del año escolar. Luego, les pidieron a los alumnos que completaran una encuesta para evaluar su participación en otoño y nuevamente en primavera. Uno esperaría que, a medida que avanzara el año, en las aulas donde las prácticas pedagógicas son más eficaces, la participación en clase de los alumnos sería mayor.

¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos de “participación”? En este caso, se examinaron dos tipos de participación relacionados pero distintos: emocional, que considera si los alumnos se sienten positivos con respecto a la clase y de qué manera lo expresan, y conductual, según “la medida en que los alumnos trabajan arduamente, participan en las actividades del aula, se esfuerzan, prestan atención y persisten”. 

Los alumnos se calificaron a sí mismos en varias afirmaciones diferentes relacionadas con cada uno de estos tipos de participación según una escala de calificación actual. En general, las calificaciones de las autoevaluaciones de los alumnos son similares a las calificaciones de sus maestros; además, esas calificaciones, a su vez, están relacionadas con el rendimiento académico de los alumnos. La investigación, así como las experiencias de los docentes, muestran que tanto la participación a nivel emocional como conductual son importantes. Entonces, ¿qué relación existía entre las prácticas pedagógicas y cada tipo de participación?

Llevar el goce al aprendizaje

En primer lugar, analicemos la participación emocional. A través de investigaciones anteriores, se ha demostrado que existe una relación entre los dominios de Apoyo emocional (las formas en que los maestros crean un entorno de calidez, apoyo y respeto en el aula) y Organización del aula (las formas en que los maestros manejan la conducta, el tiempo y la atención de los alumnos) y este tipo de sentimientos positivos con respecto al entorno del aula. Los autores de este estudio plantearon la hipótesis de que descubrirían relaciones similares. 

De hecho, descubrieron que la relación más importante era con la dimensión de Consideración hacia las perspectivas de los alumnos, dentro del dominio de Apoyo emocional. Esta dimensión específica analiza la medida en que los maestros enfatizan las ideas y preferencias de los alumnos y brindan oportunidades para que los alumnos tomen decisiones y asuman responsabilidades. En las aulas donde los maestros les dieron a los alumnos la oportunidad de tomar la iniciativa e interactuar significativamente con sus compañeros, los alumnos mostraban más entusiasmo por el aprendizaje que se estaba produciendo en la clase. 

Lograr que los alumnos se interesen

¿Y qué podemos analizar con respecto a la participación conductual? La relación más fuerte se produce con el dominio de Apoyo pedagógico. Esto se trata de “las formas en que los maestros implementan las lecciones y actividades para lograr que los alumnos participen en el aprendizaje y promover el desarrollo cognitivo, así como también cómo usan la retroalimentación para ayudar a los alumnos a aprender”. Más específicamente, la dimensión de Calidad de la retroalimentación predijo en qué medida participaban los alumnos a nivel conductual en primavera y también en qué medida aumentó la participación durante el año. 

Los maestros que obtienen una buena puntuación en Calidad de la retroalimentación responden cuidadosamente a las ideas de los alumnos, estructuran el contenido académico en función de las necesidades grupales e individuales y logran que los alumnos participen en intercambios bidireccionales productivos y constructivos. No sorprende que los alumnos que conforman este tipo de aula participen más, se esfuercen más y presten más atención. Cuando los maestros se ajustan al nivel de los alumnos y los hacen progresar, los alumnos logran estar a la altura de las circunstancias y también se esfuerzan por alcanzar logros.

Sacar provecho a las conclusiones

Cuando analizamos la bibliografía académica sobre CLASS, a veces puede parecer obvio. ¡Por supuesto los alumnos disfrutan del aprendizaje cuando se los respeta! ¡Por supuesto se esfuerzan más cuando alguien los alienta y les exige! Lo que CLASS nos ayuda a hacer es desglosar estas conductas y estrategias de enseñanza para enfocarnos en lo que realmente importa. Si bien la mayoría de los educadores saben que hacer esto es útil, a través de este documento y otras investigaciones acerca de la participación del alumno, se continúa mostrando a los maestros y a quienes trabajan con ellos cuán importante es la participación y cómo mejorar sus prácticas pedagógicas.

¿Quiere obtener más consejos para trabajar exitosamente en su programa? Únase a nosotros en InterAct y obtenga más información sobre cómo lograr y mantener la participación de los alumnos. ¡Nos vemos ahí!

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Citation: McKellar, S.E., Cortina, K.S., & Ryan, A.M. (2020). Teaching practices and student engagement in early adolescence: A longitudinal study using the Classroom Assessment Scoring System. Teaching and Teacher Education, 89. Retrieved from https://doi.org/10.1016/j.tate.2019.102936