Hace poco leí que, con el brote de coronavirus, se dispararon las ventas de alimentos procesados.
punto máximo de consumo durante la pandemia. Parte de esto puede atribuirse a la nostalgia de los tiempos más simples —no puedo ser la única persona que tiene antojo de helado en este momento—, y otra parte, probablemente, se deba al hecho de que los alimentos procesados tienen una vida útil más larga..., y es que nadie sabe cuándo volveremos a la normalidad.
Seamos honestos: la comida es reconfortante. Algunos de mis mejores recuerdos incluyen sentarme en la mesa de la cocina a cenar con mi familia. Con el ajetreo diario, no es tan fácil comer en familia todas las noches. Admitiré sin reparos que mis hijos comieron rollos de pizza y macarrones con queso calentados en el microondas todos los días que trabajé hasta tarde y tenía que correr para que llegaran a tiempo a gimnasia, baile o las reuniones de los scouts. Como muchos de nosotros pasamos más tiempo en casa y se interrumpieron las actividades extracurriculares, este podría ser el momento indicado para comer en familia y cocinar con nuestros hijos.
La cocina como actividad divertida y educativa
Hay muchos más beneficios de cocinar juntos que simplemente servir una comida en la mesa. Lo primero y más importante es el tiempo que pasamos con nuestros hijos.
Hacer algo de comer ofrece una oportunidad excelente para tener conversaciones relajadas y hablar sobre cosas mucho más profundas que los problemas logísticos que consumen gran parte de nuestro tiempo (por ej., los formularios de permiso para excursiones, el día de comidas en la escuela, etc.). Además, cocinar les permite a los niños de todas las edades tener innumerables oportunidades de aprendizaje: lenguaje, alfabetización, matemática, ciencia e, incluso, habilidades motoras finas... ¡en la cocina hay de todo!
Hay muchos más beneficios de cocinar juntos que simplemente servir una comida en la mesa.
Lenguaje
Quienes hayan visto programas de cocina saben que cocinar tiene un idioma propio. Aunque los niños pequeños no hacen un gran uso de términos como baño maría o fricasé, pueden aprender palabras como receta, ingrediente, cortar en dados, mezclar, picar, licuar y puré. Permitan que los niños realicen tareas que puedan hacer de manera segura. A los más pequeños les encanta verter y llenar cosas, así que podrían colocar la harina previamente medida en el bol. Los niños en edad preescolar pueden usar un cuchillo de plástico para cortar bananas o untar mermelada en una tostada. Para las cosas que los niños no puedan hacer de manera segura, presente un nuevo vocabulario al narrar las acciones que realizan (por ej., “Estoy batiendo los huevos con la mantequilla para hacer una salsa para acompañar los vegetales”).
Alfabetización
Al planificar las comidas, pídanles a sus hijos que les digan cómo creen que se preparan sus comidas favoritas. Luego, miren las recetas juntos para compararlas. Los niños más grandes pueden leer las recetas y ubicar los ingredientes necesarios que están en la despensa o el refrigerador. Los niños más pequeños pueden mirar los números de las recetas e identificar la cantidad de cucharaditas o cucharadas requeridas. Además, pueden identificar las primeras letras de las palabras de los envases de alimentos y pronunciarlas.
Matemática
Hay mucha matemática en la cocina, especialmente cuando se trata de hornear. Al seguir una receta, pueden hablar sobre las series: qué va primero, segundo y tercero. Los niños pueden aprender para qué se usan las cucharas y las jarras graduadas; pueden pedirles que comparen las cantidades. Hagan preguntas como: “¿Qué tiene más cantidad: un cuarto de taza o una taza entera?”. “¿Cuántas medias tazas necesitamos para obtener una taza entera?”. También pueden ayudarlos a pensar en los tamaños de las porciones y cómo podrían cortar un pastel en 8 porciones iguales.
Ciencia
La cocina es tanto un arte como una ciencia. Calienten leche a la temperatura correcta, agreguen cultivos vivos y coloquen la mezcla en una fuente consistente de calor y listo: ¡hicieron yogur! Mezclen levadura con agua tibia y azúcar, y observen la reacción química. Agreguen harina y esperen a que la masa leve... La lista es interminable. Los niños pueden usar sus sentidos para oler especias, escuchar cómo se saltea la cebolla en la sartén o tocar la textura elástica de la masa de pan.
Habilidades motoras finas
Los niños desarrollan las habilidades motoras finas cuando mezclan el polvo para hornear y el azúcar en la mezcla para panqueques, espolvorean queso en la pizza o incorporan las claras montadas para hacer un mousse de chocolate. Colocar la mezcla en los moldes de muffins, amasar pan y esparcir glaseado en los cupcakes son otras maneras de desarrollar las habilidades motoras finas de los niños.
Por último —aunque no menos importante—, cocinar es una excelente manera de desarrollar la independencia y la confianza de los niños. ¿Qué niño no estaría satisfecho al sacar del horno una torta hecha por él mismo y al sentir el aroma increíble que invade la cocina?