En todo el país, se les pide a los maestros que están aprendiendo sobre CLASS que describan sus acciones y relaten las experiencias de los niños, a fin de apoyar y fomentar el desarrollo saludable del lenguaje. Ante este pedido, muchos maestros pueden preguntarse: “¿Las personas pensarán que estoy loco si hablo solo en el aula?”
La respuesta es “no”. Las acciones propias y de otras personas son estrategias beneficiosas para los maestros, ya que refuerzan entornos de riqueza lingüística, fomentan el desarrollo del vocabulario y, al mismo tiempo, construyen una relación eficaz entre los maestros y los niños.
¿Qué son las acciones propias?
En las acciones propias, el maestro deliberadamente describe lo que piensa, ve, oye, toca o hace. El maestro vincula las palabras con las acciones: “Les daré un puñado de galletas con forma de animales a cada uno de ustedes. Las pondré en una pila en el medio de sus servilletas”. Esto se dice mientras el maestro reparte activamente el bocadillo, y las palabras “puñado”, “pondré” y “pila” cobran vida para los niños.
Estas acciones propias NO se tratan simplemente de hacer enunciados en primera persona, como “Mañana voy a ir de paseo al zoológico y ¡le daré de comer a la jirafa! Me encantan las jirafas”. ¿Por qué hacer este tipo de enunciados sería menos eficaz? En este ejemplo, un niño quizás no sepa qué significa “paseo” ni “jirafa”. Estas palabras se dicen de manera abstracta, y no se concretan en lo que el niño puede ver o experimentar actualmente.
¿Qué son las acciones de otras personas?
En las acciones de otras personas, el maestro vincula las palabras directamente con las acciones o experiencias actuales de los niños. Por ejemplo, “Estás sosteniendo la cremallera y ahora la subes para cerrarte el abrigo hasta la barbilla”. El maestro se convierte en un relator deportivo, y describe detalladamente lo que el niño ve, siente o hace, y logra que las palabras sean personalizadas y significativas.
Las acciones de otras personas NO se tratan simplemente de hablar en segunda persona, como decir “Pintaste muy bien la imagen”. ¿Por qué? Porque este comentario hace referencia a algo que sucedió en el pasado y no genera una conexión más fuerte entre la experiencia del niño en tiempo real y el lenguaje que describe estos momentos en detalle y de forma memorable.
Entonces, ¿cómo se pueden incorporar las acciones propias y de otras personas en su cronograma cotidiano?
El primer paso es seleccionar una parte de la rutina diaria en la que pueda comenzar a describir lo que hacen usted y los niños durante una actividad. Intente modelar este comportamiento mientras describe sus acciones, haga una pausa para que los niños puedan responder, ya sea de forma verbal o no verbal, y luego siga practicando este ciclo de comunicación.
¡Construya relaciones! Para comunicarse con los niños tímidos, silenciosos o no verbales, acérquese a jugar con ellos, describa las dos acciones en modo de conversación y concéntrese en los intereses del niño, sin generarle estrés haciendo preguntas ni exigiendo respuestas verbales. El niño estará expuesto a lenguaje personalizado en un contexto relajado y además fortalecerán la relación entre ustedes al compartir una actividad agradable.
Consejos para aumentar la eficacia de las acciones propias y de otras personas
Los maestros deben usar estas estrategias con un estilo bidireccional, a modo de conversación y con cuidado de no bombardear a los niños con detalles. Sin dejar que la comunicación pierda ritmo, los maestros deben hacer pausas con frecuencia para que los niños puedan participar de forma verbal o no verbal.
El objetivo de estas estrategias es exponer a los niños a lenguaje significativo y fomentar el desarrollo del lenguaje. Para aumentar la eficacia, no hay que exigirles a los niños que respondan o imiten lo que se dice en las acciones propias y de otras personas.
A medida que vaya vinculando con más frecuencia las acciones con las palabras, esto se convertirá en una parte más natural de su rutina diaria y tanto usted como los niños disfrutarán de los beneficios de una mejor comunicación en el aula.
Las autoras de esta publicación son Mamie Morrow y Anne Tapaszi, dos especialistas en desarrollo profesional de Teachstone.
Un entorno con riqueza de lenguaje es fundamental para el aprendizaje temprano y el desarrollo socioemocional de los niños. Un entorno con riqueza de lenguaje no es solamente un salón con libros y una variedad de impresiones; es un salón donde los niños escuchan y participan hablando, cantando y leyendo.
En investigaciones recientes de Massachusetts Institute of Technology (MIT), se ha demostrado que no solo el lenguaje, sino una conversación intencional entre un adulto y un niño es lo que realmente permite desarrollar el cerebro del niño. Muchos niños escuchan principalmente instrucciones, como “sentarse” y “formar fila”, que no brindan la oportunidad de entablar una conversación. Pruebe estas estrategias para mejorar el Modelado del lenguaje y hacer participar a todos los niños en conversaciones enriquecedoras que los prepararán para ser lectores, escritores y pensadores.
1. Participe
• Póngase a la altura del niño (arrodillándose, por ejemplo).
• Escuche lo que dice el niño o preste atención a lo que hace o señala.
• Observe las expresiones faciales o corporales del niño.
2. Fomente las conversaciones
• Comente sobre lo que está haciendo el niño y espere una respuesta.
• “Te gustan los trenes. Estás trabajando mucho para construir una gran vía de tren”.
• Haga preguntas sobre lo que el niño está haciendo o planea hacer.
• “¿Qué planeas hacer con esos bloques?”
3. Amplíe el lenguaje y el aprendizaje
• Repita lo que dice el niño y luego agregue un poco más de información o una nueva palabra de vocabulario.
• Etiquete o describa:
• Niño: Me gusta.
• Maestro: Te gustan los melocotones jugosos.
• Proporcione más información:
• Niño: [Señalando afuera] ¡Oscuro!
• Maestro: El cielo está oscuro. Parece que lloverá pronto.
• Ayude a establecer conexiones entre lo que está sucediendo en el aula y lo que está sucediendo en los hogares o en las comunidades.
• “¿A qué te hace acordar esto?”
• “Te gusta jugar con los peluches. ¿Tienes animales en casa?”
En la construcción, un andamio es una estructura temporal que utilizan los trabajadores para
acceder a alturas y áreas de difícil acceso. Esto es exactamente lo que hacen los educadores
cuando crean andamios para los alumnos. Un alumno tiene dificultades para alcanzar una nueva
altura (comprender un concepto, responder una pregunta o completar una actividad) y el maestro
brinda el apoyo suficiente para que el alumno pueda triunfar.
Como parte de la Calidad de la retroalimentación dentro de la herramienta CLASS, queremos ver
que el maestro esté brindando retroalimentación que amplíe el aprendizaje y la comprensión. El
andamiaje es una excelente estrategia para apoyar tanto a personas como a toda una clase, y
puede presentarse de muchas formas.
Veamos una situación que se suele ver en un aula de preescolar y cinco formas en que un maestro
podría crear un andamio para la experiencia del alumno.
Un niño está jugando con bloques y se siente frustrado porque la torre se sigue cayendo.
1. Haga preguntas que inciten respuestas: “¿Qué crees que pasaría si no construyéramos la
torre tan alta?”
2. Ofrezca varias posibles respuestas para pensar: Si un niño tiene problemas para dar una
respuesta, el maestro puede proporcionar varias respuestas entre las que elegir para ayudar al
niño a dar una respuesta correcta de forma independiente. “¿Crees que necesitamos bloques
más grandes en la parte de abajo o deberíamos hacer dos torres más pequeñas?”
3. Haga sugerencias: Ofrezca pistas o soluciones parciales que podrían resolver el problema. “Tu
torre de bloques se sigue cayendo. ¿Quieres intentar poner todos los bloques más grandes en la
parte de abajo?”
4. Use una demostración: El maestro puede simplemente sentarse y hacer su propia versión de
una torre de bloques para demostrar cómo funcionan mejor los bloques.
5. Brinde apoyo físico: El andamiaje también puede adoptar la forma de ayuda física. El maestro
puede sostener los bloques en la parte de abajo para ayudar al niño a estabilizar la torre.
En cada una de estas situaciones, el maestro permite que el alumno se desempeñe a un nivel más
alto de lo que podría hacerlo sin ayuda. Estas mismas estrategias funcionan ya sea que el alumno
esté atascado mientras cuenta, clasifica, crea un plan o abre un bocadillo.
Una de las mejores cosas de la enseñanza es comenzar de nuevo cada mañana. Saludar a los alumnos es importante para establecer el clima de su aula. Me gusta pensar que, como maestros, tenemos la oportunidad de dar una buena primera impresión cada día. Tomémonos un momento para considerar el impacto que pueden tener los saludos para los alumnos, no solo al comienzo de la jornada escolar, sino también durante todo el día.
La presencia física compartida es una gran parte de cómo estamos acostumbrados a conectarnos entre nosotros. Las conexiones sólidas y las relaciones interpersonales son importantes para los niños que pueden haber experimentado recientemente una pérdida, mucho estrés o un hecho traumático. A medida que los maestros se conectan con los niños en un entorno virtual, puede resultar más difícil pensar en cómo crear un espacio seguro para aprender, compartir experiencias y asumir riesgos.