A partir del año 2010, es decir a lo largo de casi una década, el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID), llevó a cabo un estudio longitudinal aleatorizado en Ecuador llamado Cerrando Brechas (Closing Gaps), utilizando el instrumento CLASS y enfocado a comprender mejor las características o prácticas de los docentes más exitosos en cerrar la brecha de rendimiento académico entre los niños y las niñas más pobres de sus aulas y sus compañeros de escuela con mayores ingresos económicos. (Más información aquí)
Cerrando Brechas reveló que, independientemente de la edad de los maestros, su coeficiente intelectual o credenciales académicas y profesionales, es la forma en que los maestros interactúan con los estudiantes lo que está más fuertemente asociado con los mejores resultados de aprendizaje de los niños y niñas.
Debido a los efectos vigentes de la pandemia de COVID-19, muchas escuelas y programas están limitando la cantidad de personas que pueden ingresar a las aulas durante el año escolar 2020-2021. En muchos casos, solo los trabajadores esenciales tienen permiso para ingresar a las aulas, lo que puede impedir que se realicen las observaciones de CLASS® en persona. Por esta razón, algunos programas pueden elegir realizar las observaciones de CLASS por medio de una plataforma de videoconferencia.
La temporada de regreso a la escuela es muy diferente este año, ya que los distritos se adaptan a la pandemia de COVID-19 mediante la adopción de políticas y procedimientos nuevos. Muchas localidades han optado por modelos de enseñanza virtuales o híbridos, lo que requiere que los docentes aprendan nuevas maneras de relacionarse con los niños y, quizás igualmente importante, con las familias de los niños. Las interacciones eficaces, tales como aquellas que se describen en la herramienta CLASS®, se encuentran en el núcleo de la enseñanza y pueden ser un modelo para las relaciones productivas con las familias de los niños.
La propagación de la COVID-19 ha llevado a muchas escuelas a pasar al aprendizaje en línea o híbrido para el inicio del año escolar 2020-2021. La adopción generalizada de entornos de aprendizaje virtuales ha llevado a muchos maestros a preguntarse cómo pueden mantener interacciones efectivas cuando no se encuentran en el mismo espacio físico que sus alumnos. Es cierto que las sesiones de clase más breves, los retrasos en el audio y la falta de familiaridad de los niños con la tecnología presentan desafíos para la frecuencia, duración y profundidad de las interacciones entre el maestro y el niño.
La propagación de la COVID-19 ha llevado a muchas escuelas y programas a implementar prácticas de distanciamiento social para el inicio del año escolar 2020-2021. La adopción de máscaras, el distanciamiento físico y otras precauciones han llevado a los maestros a preguntarse cómo pueden mantener interacciones efectivas con los niños en sus aulas.
Debido a los efectos continuos de la pandemia COVID-19, una gran cantidad de escuelas y programas han decidido adoptar un programa de instrucción totalmente en línea o un modelo híbrido de instrucción para el comienzo del año escolar 2020. Esto ha generado preguntas sobre si la medida de CLASS® puede usarse para observar en aulas virtuales y, de ser así, sobre qué necesitan saber los observadores antes de realizar observaciones.